Dossier: Nuevas tendencias en los estudios homéricos
Personificación y abstracción en el imaginario griego. Estudio de algunos términos de Homero a la época clásica1
Resumen: En este trabajo se estudia la distribución sintáctica de los términos griegos φόβος, δέος, αἰδώς y ἄλγος en Homero, Hesíodo, los tres tragediógrafos, Aristófanes, Heródoto, Tucídides y Jenofonte. El objetivo es el de hallar diferencias en su uso que reflejen una evolución de significado desde una concepción más animista y personalizada hasta una concepción como simples abstractos. Se analizan sobre todo los contextos verbales en que aparecen y, más en particular, cuando los términos son utilizados como Sujeto de la oración. Se comprueba que tales conceptos se unen con más frecuencia a verbos de carácter agentivo -aquellos que admiten una interpretación personalizada- en los textos más arcaicos o poéticos, mientras que este tipo de usos son en gran medida ajenos a la historiografía y Aristófanes.
Palabras clave: Léxico, Personalización, Términos abstractos, Papeles semánticos.
Personification and abstraction in the greek imagination. Study of some terms from homer to the classical period
Abstract: This paper studies the syntactic distribution of the Greek terms φόβος, δέος, αἰδώς and ἄλγος in Homer, Hesiod, the three tragedians, Aristophanes, Herodotus, Thucydides and Xenophon. The aim is to find differences in their usage that reflect an evolution of meaning from a more animistic and personalized conceptualization to a conceptualization as simple abstracts. Above all, the verbal contexts in which they appear are analysed and, more particularly, when the terms are used as the Subject of the clause. The conclusion is that such concepts are more frequently linked to verbs of agentive character -those which admit a personalized interpretation- in the most archaic or poetic texts, while this type of usage is largely foreign to historiography and Aristophanes.
Keywords: Lexicon, Personalization, Abstract terms, Semantic roles.
1. Introducción
Una de las tareas más difíciles y, a la vez, más apasionantes de la Filología Clásica ha consistido tradicionalmente en el intento de reconstruir el universo conceptual y abstracto del pueblo griego, desde los trabajos clásicos de Nestle (1940, 1944) o Dodds (1951) hasta los modernos estudios sobre los sentimientos de Konstan (p. ej. 2005, 2006, 2017). En esta tarea, el análisis de la lengua juega un papel fundamental, puesto que la lengua es el mejor reflejo de comprensión del mundo por parte de los seres humanos, individual y colectivamente. La mayor parte de los estudios realizados en este sentido se han centrado en el análisis del léxico, en el significado de las palabras, porque es en ellas donde se condensa la formalización de los conceptos. Por tanto, el esfuerzo de comprender el significado de las palabras, su evolución, su organización en campos semánticos ha dado como resultado un número inmenso de trabajos específicos sobre parcelas limitadas del léxico, así como también impresionantes obras de lexicografía, como son los grandes diccionarios que hacen que, todavía hoy, la lengua griega sea una de las mejor descritas en la historia de la lingüística.
Los estudios de sintaxis, en cambio, han jugado un papel menos importante dentro de esta línea de investigación de reconstrucción del universo conceptual de los griegos. Parece como si la descripción de las reglas de formación de la frase, el orden de palabras, las formas de subordinación, por ejemplo, tuvieran menos que ver con la conceptualización del mundo que refleja la lengua. Pero no es así o, al menos, no lo es totalmente. El presente trabajo pretende mostrar cómo determinados datos de la sintaxis griega nos permiten también conocer mejor el imaginario de los griegos. Más concretamente, trataré de presentar algunos datos que ayudarán a dilucidar el grado de “animacidad” o “personificación” que los griegos de diferentes épocas atribuían a conceptos como φόβος “miedo, temor”,2 δέος “terror, angustia, espanto”, αἰδώς “respeto, vergüenza” ο -ἄλγος “dolor”. La elección de estos términos y no otros se basa en la constatación de que todos ellos aparecen claramente con rasgos de Agente y, en gran medida, personificados en ejemplos como:3
(1)
a. ὦρσε δὲ τοὺς μὲν Ἄρης, τοὺς δὲ γλαυκῶπις Ἀθήνη
Δεῖμός τ’ ἠδὲ Φόβος καὶ Ἔρις ἄμοτον μεμαυῖα, (Il. 4.439-440)
Excitó a unos Ares, a otros Atenea, la de los ojos claros,
y el Terror, la Huida y la Discordia, implacablemente furiosa
b. ἐμὲ δὲ χλωρὸν δέος ᾕρει (Od. 11.43)
me agarraba el pálido terror
c. ἀθανάτων μετὰ φῦλον ἴτον προλιπόντ’ ἀνθρώπους / Αἰδὼς καὶ Νέμεσις (Hes. Op.
199-200)
tras la raza de los inmortales iban, tras haber abandonado a los hombres, el Pudor
y el Castigo
d. μάλιστα γὰρ ἄλγος ἱκάνει / θυμὸν ἐμόν (Il. 3.97)
el dolor llega a mi ánimo
Pero no en otros, donde no parecen referirse a ninguna entidad de carácter animado o agentivo, sino simplemente a entidades abstractas:
(2)
a. ἀτὰρ Δαναῶν γένετο ἰαχή τε φόβος τε (Il. 12.144)
pero entre los griegos se produjo clamor y huida
b. σοὶ δ’ οὐ δέος ἔστ’ ἀπολέσθαι (Il. 12.46)
pero no hay miedo de que mueras
c. δίκη δ’ ἐν χερσί· καὶ αἰδὼς / οὐκ ἔσται, (Hes. Op. 192-193)
la justicia estará en la fuerza de las manos; no habrá pudor
d. χαλεπὸν δέ τοι ἔσσεται ἄλγος (Od. 2.193)
duro para ti será el dolor
Por otro lado, el fenómeno, aunque más presente en la épica, está también presente en la tragedia, donde hay usos agentivos de algunos de ellos (3) y otros no agentivos (4).
(3)
a. εἰ μὴ γλῶσσαν ἐγκλῄσοι φόβος. (S. Ant. 505)
… si el miedo no cerrara su boca
b. μέλισσα λειμῶν’ ἠρινὴ διέρχεται, / Αἰδὼς δὲ ποταμίαισι κηπεύει δρόσοις· (E.
Hipp. 77-78)
la abeja en primavera recorre el prado y el Pudor lo cultiva con rocíos ribereños
c. φθονερὸν δ’ ὑπ’ ἄλγος ἕρπει / προδίκοις Ἀτρείδαις. (A. A. 450-451)
un dolor rencoroso repta a escondidas contra los atridas vengadores
(4)
a. -Καὶ μὴν μέγας <γ’> ὀφθαλμὸς οἱ πατρὸς τάφοι.
-Μέγας, ξυνίημ’· ἀλλὰ τῆς ζώσης φόβος. (S. OT 987-988)
-Y en verdad que un gran consuelo son los funerales de tu padre
-Grande, lo reconozco. Pero siento miedo por la que vive.
b. οὐδ’ ἔτ’ αἰδὼς Ἑλλάδι τᾷ μεγάλᾳ μένει, αἰθερία δ’ ἀνέπτα (E. Μed. 439)
y ya no permanece el pudor en la gran Hélade, sino que voló a los cielos
c. Οὕτως ἔμοιγε τοῦδε τοῦ μόρου τυχεῖν / παρ’ οὐδὲν ἄλγος· (S. Ant. 465-466)
Así, para mí al menos, ningún dolor constituye el alcanzar este destino
Como veremos, la situación se extiende también a algunos textos en prosa, aunque no a Aristófanes.
La cuestión de la personificación en el mundo griego ha sido tratada de un modo general por Stafford-Herrin (2005), pero apoyándose fundamentalmente en la interpretación de imágenes y de los textos literarios, no tanto en datos lingüísticos, como los que yo pretendo utilizar.
Digamos, de paso, que los editores, en casos como (1)-(3) suelen encabezar los términos con mayúscula, para reforzar su carácter único y personificado, mientras que en ejemplos como (2) y (4) los escriben con minúscula. Sin embargo, la práctica no es regular, ni constante, ni siempre coherente, pues estos mismos editores utilizan también y simultáneamente la minúscula en contextos en los que podría considerarse que las entidades están también personificadas, como en (5), sin que se pueda saber por qué en estos casos han considerado que había un grado menor de personificación (para δέος v. [1b]; para ἄλγος [1d]).
(5)
a. οὐδέ τις αὐτῷ / Ἀργείων παρέμεινεν, ἐπεὶ φόβος ἔλλαβε πάντας (Il. 11.401-402)
Y ni uno de los argivos quedó a su lado, ya que la huida se apoderó de todos
b. αἰδὼς δ’ οὐκ ἀγαθὴ κεχρημένον ἄνδρα κομίζει,
αἰδώς, ἥ τ’ ἄνδρας μέγα σίνεται ἠδ’ ὀνίνησιν· (Hes. Op. 317-318)
el pudor nefasto al hombre pobre arrastra, / el pudor, que a los varones hunde o
favorece
A pesar de estas inconsistencias, en este artículo editaremos convencionalmente los términos según aparecen en las ediciones utilizadas, cuya referencia puede encontrarse al final del artículo.
En cualquier caso, dejando a un lado la cuestión gráfica, que no afecta al fondo de nuestra investigación, la pregunta que verdaderamente se plantea es cómo eran concebidas realmente estas nociones en los diferentes momentos de la historia de Grecia. O, dicho de otra forma, cuál era el grado de personificación que recibían en la mente de los griegos.
Es en este punto donde la sintaxis puede ofrecernos algunas evidencias más allá de la simple intuición.
2. Base teórica de la investigación
Es sabido que el léxico de las palabras condiciona su funcionamiento sintáctico (v. p. ej. Yamamoto 1999, pp. 54-52; Kittilä et al. 2011; para el griego, p. ej., Villa 1994, 1998). En consecuencia, un término que se refiera a una entidad animada, como “hombre” o “rey” podrá funcionar como Agente en frases como “el hombre conduce los bueyes” o “el rey mandó construir el templo”. En cambio, es muy poco probable que estos mismos términos puedan aparecer desempeñando la función Instrumento o la de Ubicación. Por el contrario, un término como “escudo” o “silla” difícilmente podrán aparecer como Agentes, mientras que pueden concebirse muchas situaciones en que se utilicen, respectivamente como Instrumento (“se protegieron con el escudo”) o Lugar (“estaban sentados en la silla”).
Este tipo de restricciones se producen por la naturaleza de los llamados casos semánticos o funciones semánticas, como Agente, Instrumento o Lugar. Estos casos semánticos son nociones gramaticales que se definen sobre la base de unos determinados rasgos semánticos. Así, por ejemplo, Agente se refiere a una entidad que tiene control sobre el evento con el que se relaciona, es decir, puede promoverlo y llevarlo a su fin. Por el contrario, Instrumento es una entidad que puede ser manipulada por un Agente con el objetivo de realizar alguna acción. Lugar es el espacio en el que sucede algún evento; y de este modo se pueden definir otros casos semánticos como Beneficiario, Causa, Tiempo, Origen, Dirección etc. (v. p. ej. Luraghi, 2003, pp. 17-48).
Al quedar gramaticalmente caracterizados los casos semánticos de esta forma, los distintos términos léxicos podrán desempeñar con mayor o menor facilidad de un modo prototípico una función semántica u otra, en la medida en que su significado presente o no los rasgos típicos de la función semántica. Por lo tanto, términos que se refieran a entidades animadas, típicamente humanas o divinas, en el ámbito griego, serán más típicamente Agentes; por el contrario, una entidad abstracta, no concebida como animada, difícilmente podrá ser Agente, pero sí podrá desempeñar otras funciones, tales como Paciente (“consiguió la libertad de los griegos”) o Instrumento (“convenció a los ciudadanos con paciencia), por ejemplo.
Para los términos que nos ocupan, por tanto, se trata de hacer un análisis de los contextos sintácticos en que se utilizan y comprobar si actúan típicamente como nociones personificadas o no y, por otro lado, si hay evidencia de que esta situación ha sufrido alguna variación con el tiempo.
La posibilidad de variación se apoya en la idea de que, en el paso de una mente más animista a una más racionalista, tal y como proponía Nestle (1940), los sentimientos y sensaciones dejaron de ser consideradas manifestaciones del poder de una fuerza oculta y con capacidad de actuación autónoma -el Miedo, el Pudor, el Dolor-, es decir, Agentes, para pasar a ser simples conceptos abstractos, no visibles ni materiales, pero sin capacidad autónoma de actuación, es decir, una Fuerza.4 Los datos que voy a analizar son los correspondientes a Homero, Hesíodo, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Heródoto, Tucídides, Jenofonte y Aristófanes. De esta manera cubriré un amplio espacio temporal y un abanico literario que va de la épica a la comedia, pasando por la tragedia y la prosa histórica.
En los apartados siguientes mostraré el resultado de esta investigación, comenzando con el término φόβος, que utilizaré como modelo, y procediendo después de un modo semejante con los otros términos.
3. La personalización de fóbos
3.1. En Homero
El término φόβος se utiliza en total 40 veces en los poemas homéricos -curiosamente, solo una vez en la Odisea-. De todos estos casos sólo cuatro corresponden propiamente a usos como Agente, es decir, personalizados, en los que la noción es presentada como una entidad con capacidad de control sobre la situación, como prueba que sean Sujeto de verbos claramente agentivos, como ya hemos visto previamente en los ejemplos (1a) y (5) y puede también comprobarse en los de (6).
(6)
a. τῶι δὲ Φόβος φίλος υἱὸς ἅμα κρατερὸς καὶ ἀταρβής / ἔσπετο (Il. 13.299-300)
y a él la Huida, su querida hija, poderosa e intrépida, le siguió
b. ἀλλ’ οὐκ Ἰδομενῆα φόβος λάβε (Il. 13.470)
pero no de Idomeneo la huida se apoderó
A estos cuatro casos podríamos unir probablemente cuatro ejemplos más en los que, dada la asociación de φόβος con otras entidades claramente personificadas, se puede entender que también la huida/ miedo lo está, aunque el verbo no sea activo (7) o no aparezca el nombre en nominativo (8).
(7)
a. ἀμφὶ ἄρ’ ὤμοισιν βάλετ’ αἰγίδα θυσανόεσσαν
δεινήν, ἣν πέρι μὲν πάντηι Φόβος ἐστεφάνωται,
ἐν δ’ Ἔρις, ἐν δ’ Ἀλκή, ἐν δὲ κρυόεσσα Ἰωκή (Il. 5.738-740)
en torno a sus hombros echó la égida orlada, / que infunde temor, en rededor de la
cual por todas partes la Huida coronaba, / y en ella está la Discordia, en ella la
Bravura, en ella el helado Ataque
b. τῇ δ’ ἐπὶ μὲν Γοργὼ βλοσυρῶπις ἐστεφάνωτο
δεινὸν δερκομένη, περὶ δὲ Δεῖμός τε Φόβος τε· (Il. 11.36-37)
sobre ella la Gorgona de mirada feroz coronaba / con mirada terrible, y en torno
estaban Terror y Huida
(8)
a. αὐτὰρ Ἀχαιούς / θεσπεσίη ἔχε Φύζα, Φόβου κρυόεντος ἑταίρη (Il. 9.1-2)
pero a los aqueos / dominaba la portentosa Evasión, compañera de la helada
Huida
b. ὣς φάτο, καί ῥ’ ἵππους κέλετο Δεῖμόν τε Φόβον τε / ζευγνύμεν (Il. 15.119-120)
así habló y uncir a sus caballos ordenaba a Terror y a Huida
Por el contrario, frente a estos ocho usos en los que cabe entender que el término se concibe como la referencia a una entidad personalizada, hay otros cuatro casos en nominativo, en los que lo que se describe es un proceso en el que no cabe ver ningún tipo de personalización, como en el caso ya visto de (2a) y el de (9):5
(9)
ὣς τῶν ἐκ νηῶν γένετο ἰαχή τε φόβος τε, (Il. 16.366)
así entre ellos, desde las naves, se produjo clamor y huida
Además, en otros siete casos en acusativo, el término φόβον es el objeto directo de verbos claramente agentivos, con expresión de Agentes diferentes del propio miedo, por lo que debe interpretarse funcionalmente como un Paciente y cabe dudar de que el término se refiera a otra cosa que al simple sentimiento; algunos ejemplos son los de (10).
(10)
a. Ζεὺς δὲ πατὴρ Αἴανθ’ ὑψίζυγος ἐν φόβον ὦρσεν (Il. 11.544)
el padre Zeus, de elevado asiento, en Ayante huida infundió
b. ἀλλ’ οὐδ’ ὧς ἐδύναντο φόβον ποιῆσαι Ἀχαιῶν, (Il. 12.432)
pero ni así podían provocar la huida en los aqueos
Lo mismo se puede decir de cinco expresiones directivas, en las que el término φόβος solo puede interpretarse como el resultado del miedo en la batalla, es decir, de la huida:
(11)
a. Τυδείδη, ἄγε δὴ αὖτε φόβονδ’ ἔχε μώνυχας ἵππους (Il. 8.139)
Tideida, ¡guía ya hacia la huida a los caballos de una sola uña!
b. τόν ῥα κατὰ ζωστῆρα βάλε ξανθὸς Μενέλαος / ἀΐξαντα φόβονδε (Il. 17.579)
y a él, que se había lanzado a la huida, junto al tahalí le alcanzó el rubio Menelao
En cuanto a los usos en genitivo, salvo el caso mencionado de (8), en todos los demás no hay ninguna evidencia de personalización, como en (12).
(12)
a. τὼ δὲ δύ’ Αἰνείαι δῶκεν μήστωρι φόβοιο(Il. 5.272)
los dos a Eneas, incitador de la huida, lo dieron
b. οἱ δ’ ἔσχοντο φόβου μεγάθυμοι Ἀχαιοί. (Od. 24.57)
y contuvieron su huida los aqueos de gran ánimo
En resumen, de los 40 usos del término φόβος en los poemas homéricos, solo en cuatro la sintaxis de la frase invita a considerar que la noción del miedo tenía rasgos personalizados entre los griegos de la época arcaica, a los que podemos unir cuatro más, que pueden interpretarse así también por fenómenos de distribución contextual (7)-(8). Por el contrario, en otros 32 casos o bien nada permite realizar una interpretación de personalidad de la noción o la refuta, como son, sobre todo, en aquellos usos en que aparece en acusativo como producto de la acción de otro Agente.
Comparemos ahora la situación de los textos homéricos con la de otros textos.
3.2. En otros autores
Tanto si está editado el término φόβος con mayúscula, como si no, que es lo más corriente, encontramos usos en contextos claramente agentivos en todos los autores que hemos analizado. Ejemplos de ello son los siguientes (para Sófocles, véase ej. [3a]):
(13)
a. τῷ δὲ Φόβος καὶ Δεῖμος ἐύτροχον ἅρμα καὶ ἵππους / ἤλασαν αἶψ’ ἐγγύς (Hes. Sc.
463-464)
cerca de él al punto el Miedo y el Terror lanzaron un carro de buenas ruedas y
caballos
b. ἐμὰς δὲ φρένας ἠρέθισε διάτορος φόβος (A. Pr. 181)
mis mientes excita el miedo que me atraviesa
c. φόβος γὰρ ἐς τὸ δεῖμα περιβαλών μ’ ἄγει. (E. Hel. 312)
pues el miedo, rodeándome, me conduce al objeto de mi terror
d. ἡμέας ἔχει φόβος τε καὶ δέος (Hdt. 4.115.2)
nos domina el miedo y el terror
e. ἡμῖν τοῦτο ὁ φόβος ἐχυρὸν παρεῖχε (Th. 3.12.1)
el miedo nos proporcionaba esta seguridad
f. εἰ μή τις αὐτοὺςφόβος κατέχοι. (X. An. 7.7.30)
si el miedo no se hubiera hecho con ellos
Podríamos pensar, por tanto, que la concepción personalizada del miedo, al menos en determinados pasajes, se mantuvo hasta época clásica, al menos. Sin embargo, en todos los autores aparecen también usos claramente no agentivos o en los que nada apunta a una personalización de la noción, como en (14).
(14)
a. ἐπὶ δὲ δεινοῖσι καρήνοις / Γοργείοις ἐδονεῖτο μέγας φόβος (Hes. Sc. 236-237)
sobre las terribles cabezas de las Gorgonas se agitaba un gran miedo
b. φόβος δὲ πᾶσι βαρβάροις παρῆν / γνώμης ἀποσφαλεῖσιν (A. Pers. 391)
el miedo se hallaba en todos los bárbaros privados de sentido
c. πᾶσι δ’ ἦνφόβος θιγεῖν / νεκροῦ· (E. Med. 1202-1203)
para todos había miedo de tocar el cadáver
d. ἦν τοῖσι Ἕλλησι καὶ τὸ οὔνομα τὸ Μήδων φόβος ἀκοῦσαι. (Hdt. 6.112.3)
era la para los griegos incluso escuchar el nombre de los medos motivo de temor
e. ὅτεπερ δὴ μέγιστος φόβος περιέστη τὴν Σπάρτην (Th. 3.54.5)
precisamente cuando mayor miedo hubo en torno a Esparta
f. οὕτω δεινὸς φόβος τῷ στρατεύματι ἐνέπεσεν (X. HG 5.4.43)
así un terrible temor cayó sobre el ejército
A estos datos podemos añadir los que proporcionan los datos estadísticos, que se reflejan en el Cuadro 1.
El cuadro ofrece algunos resultados interesantes. En primer lugar, se ve cómo, salvo en Sófocles, los usos claramente personalizados son siempre minoría. Ello permite pensar que, aunque se mantuviera en algunos casos el tratamiento como entidad personificada de φόβος, el proceso metonímico por el cual pasa de ser “huida” a “motivo de huida” y luego a “miedo” estaba ya ampliamente generalizado. En otras palabras, los datos de Homero y quizá otros autores podrían interpretarse como reflejo de un momento anterior al de la composición de los textos tal y como los conocemos.
Es notable, con todo, en segundo lugar, que, dejando a un lado de nuevo los datos de Sófocles, en los autores más antiguos la proporción de usos personalizados sea mayor que en la de los autores más recientes. Además, dentro de los trágicos, hay una notable diferencia entre Esquilo y Sófocles, cuyas cifras son iguales o incluso, aparentemente superiores a las de la épica, y Eurípides, que ofrece una proporción semejante a la de la prosa de su tiempo. Dentro de la prosa, Heródoto también ofrece un mayor número de usos personalizados que Tucídides y Jenofonte.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que tanto en los trágicos, como en la prosa clásica hay un número de construcciones que pueden considerarse colocaciones, es decir, construcciones típicas o construcciones hechas (cf. p. ej., Jiménez 2016). Así, en Esquilo dos de los ocho usos de φόβος agentivo corresponden a la construcción φόβος ἔχει τινα (Α. 1243, S. 379), que también se utiliza en Eurípides tres veces (M. 356, O. 1255, Rh. 722)), una vez en Heródoto (cf. [13d]) y, con el compuesto κατέχω, otra vez en Jenofonte (cf. [13f]).
Otras colocaciones que se repiten aparecen con compuestos de ἔρχομαι. Es notable, por ejemplo, que dos de los cuatro casos personalizados de Sófocles (22) ofrezcan esta construcción (15) (v. tb. S. Ph. 1231), que también aparece dos veces en Eurípides (16) (v. tb. E. O. 1324).
(15)
Τί δ’ ἔστιν, ὦ ξέν’; ὥς μ’ ὑπέρχεται φόβος. (S. El. 1112)
¿Qué es ello, o forastero? ¡Cómo me llega el temor!
(16)
τί δῆτα πρὸς σὲ καὶ γέροντ’ ἦλθεν φόβος; (E. Heracl. 544)
¿Por qué hasta ti y el anciano llega el miedo?
Todas estas construcciones, que parecen bastante fijadas, reducen aún más el espacio de personalización del término φόβος en época clásica. En efecto, la conservación y utilización de construcciones fijadas o “fosilizadas” en algún grado, no permite deducir que sincrónicamente los hablantes pensaran que la noción de “miedo” tuviera algo de personalización. Podría compararse con lo que sucede con expresiones castellanas del tipo “entrar el miedo”, en la que, el sujeto de “entrar”, aunque de carácter agentivo, no puede decirse que implique que los hablantes están personalizando la noción de “miedo” cuando utilizan tal expresión.
En resumen, el conjunto de estos datos puede interpretarse, a mi juicio, como una corroboración de la propuesta de que el imaginario de los griegos fue evolucionando desde una concepción más mítica de la realidad hacia una más racionalista. En los textos literarios más antiguos de la tradición griega, con todo, se muestra ya que la evolución hacia la pérdida de la personalización está bastante avanzada.
4. Los datos de otros términos abstractos.
El modelo del análisis pormenorizado de los datos de φόβος puede aplicarse a otros términos abstractos que denotan sentimientos o emociones. Los resultados, como vamos a ver, corroboran los de φόβος.
4.1. Déos
El segundo término más frecuente para referirse al miedo es δέος. De paso, digamos que, sorprendentemente, a pesar de existir usos claramente agentivos y, por tanto, con personalización de la noción, nunca aparece editado con mayúscula. Tenemos ejemplos de usos agentivos en Homero (17a), Hesíodo (17b) y Heródoto (17c) (=13d).
(17)
a. ἐμὲ δὲ χλωρὸν δέος ᾕρει. (Od. 11.43)
de mí el pálido terror se apoderaba
b. τοὺς δ’ ἄρα πάντας ἕλεν δέος (Hes. Th. 167)
de todos ellos se apoderó el terror
c. ἡμέας ἔχει φόβος τε καὶ δέος, (Hdt. 4.115.2)
nos posee el miedo y el terror
En Homero dominan claramente los usos agentivos,6aunque también los hay no agentivos, como en (18).
(18)
τοῖσ’ ὄπιδος κρατερὸν δέος ἐν φρεσὶ πίπτει (Od. 14.88)
a ellos un poderoso miedo de temor cae sobre su mente
En Hesíodo solo hay un único ejemplo en total (17b) y en Heródoto, aparte de un uso en genitivo, claramente no agentivo (Hdt. 1.85.4), los tres usos en nominativo aparecen con verbos agentivos, como en (17c) (v. tb. infra).
Sin embargo, en los demás autores estudiados no hay ningún uso personalizado. En el conjunto de los autores estudiados los datos son los que aparecen en el cuadro siguiente.
Las cifras son solo indicativas de tendencias, dado el bajo número de ejemplos en la mayor parte de los autores. Sin embargo, sí parecen reflejar la pérdida de usos personalizados en época clásica, salvo en Heródoto. Hay que indicar, sin embargo, que en dos de los tres casos de este autor tenemos también la colocación típica con el verbo ἔχω, como en (17a) y (19).
(19)
Τοὺς δὲ Ἕλληνας εἶχε δέος τε καὶ ἀρρωδίη (Hdt. 8.70.2)
Y a los griegos les dominó el terror y la angustia
Por lo tanto, en Heródoto, solo en un tercer caso podría entenderse que existe una interpretación espontánea del término con rasgos agentivos:
(20)
οὕτω δέος τὸ μέσον ἐφύλασσέ σφεων (Hdt. 8.132.3)
así el terror hizo de guardián del espacio entre ellos
Por otro lado, en la propia épica, hay un alto grado de formalización de las construcciones agentivas con δέος, pues, aparte de usos con verbos que expresan “tener, retener”, como (21), que se da en otros tres casos,7 en otros 11 casos de los 21 en que aparece en nominativo se usa con formas del verbo αἱρέω, como en (22), que es la colocación que se da también en el único caso de Hesíodo en nominativo (17b).
(21)
οὔτέ τινα δέος ἴσχει ἀκήριον (Il. 13.224)
y no a alguno, cobarde, la huida dominaba
(22)
πάντας ὑπὸ χλωρὸν δέος εἷλεν (Il. 8.77)
y a todos sometió la pálida huida
En conclusión, los datos correspondientes a δέος muestran que solo en los textos más antiguos, los correspondientes a la épica, se puede verdaderamente pensar en que este término conservaba un cierto grado de personalización. Esta concepción, sin embargo, probablemente estaba ya debilitada, como muestra el alto grado de formularidad de su uso. En época clásica, salvo de forma limitada en Heródoto, la personalización parece haber desaparecido por completo.
4.2. Aidós
Este término, que plantea importantes problemas de interpretación conceptual en el mundo griego,8 aparece con usos agentivos en Homero y Hesíodo y también en los tres tragediógrafos:
(23)
a. ἴσχε γὰρ αἰδώς / καὶ δέος· (Il. 15.657-8)
pues el sentido del pudor y el terror los retenían9
b. αἰδὼς δ’ οὐκ ἀγαθὴ κεχρημένον ἄνδρα κομίζει, (Hes. Op. 317)
un pudor insano al hombre pobre arrastra, que a los varones hunde o favorece
c. αἰδὼς γὰρ ἐν λέσχῃσιν οὖσ’ ἐπαργέμους / λόγους τίθησιν· (A. Ch. 665-666)
el pudor, cuando se da en la conversación, hace incomprensibles las palabras
d. Ἀλλ’ ἔστι γὰρ καὶ Ζηνὶ σύνθακος θρόνων / Αἰδὼς ἐπ’ ἔργοις πᾶσι (S. OC 1267-1268)
Pero es compañera de los tronos de Zeus el Pudor en todos los trabajos
e. αἰδώς μ’ ἔχει / ἐν τῷδε πότμῳ τυγχάνουσ’ ἵν’ εἰμὶ νῦν (E. Hec. 970-971)
la vergüenza me domina al encontrarme en esta desgracia en la que estoy
Pero también tiene usos no agentivos:
(24)
a. οὐδέ οἱ αἰδώς / γίνεται (Il. 24.44-45)
y no había para él sentido de la vergüenza
b. (= 2c)δίκη δ’ ἐνχερσί· καὶ αἰδὼς /οὐκ ἔσται (Hes. Op. 192-193)10.
la justicia estará en la fuerza de las manos; no habrá pudor
c. προτοῦ μὲν αἰδὼς ἦν ἐμοὶ λέγειν τάδε. (A. A.1204)
hasta ahora tenía vergüenza de hablar de ello
d. ἔρροι τ’ ἂν αἰδὼς ἁπάντων τ’ εὐσέβεια θνατῶν. (S. El. 247)
podría desaparecer el pudor y la piedad de todos los mortales
e. οὐδέ τις ἀποτόμου λήματός ἐστιν αἰδώς. (E. Alc. 982)
ninguna vergüenza hay por tu decisión tajante
No hay ningún uso agentivo en los historiadores clásicos ni en Aristófanes.
Su distribución de uso se recoge en el cuadro siguiente.
Aunque las cifras, al menos para algunos autores, presentan un número limitado de casos, por lo que los porcentajes tienen una validez solo relativa, el cuadro muestra cómo hay una diferencia clara entre los textos arcaicos y poéticos, por un lado, y los textos en prosa, más la comedia, por otro. En el caso de Eurípides, que contrasta en lo relativo a este autor con lo que habíamos visto para otros términos anteriores, donde se muestra más innovador, el resultado se puede relativizar si consideramos que cuatro de los cinco usos agentivos del término αἰδώς corresponden a la construcción casi fijada αἰδώς με/σε ἔχει.11
En definitiva los datos correspondientes a este término reflejan la misma evolución comentada para los términos anteriores en el sentido de que la interpretación del término como una entidad personalizada solo está presente, de forma parcial, en los textos más antiguos. Por el contrario, ha desaparecido totalmente de los textos que reflejan, con toda probabilidad, una versión más moderna de la lengua. La personalización de esta noción, por consiguiente, tiende a desaparecer.
4.3. Álgos
Es el cuarto término que vamos a comentar. Su uso como entidad personalizada es más limitado que en los términos anteriores. Solo encontramos contextos susceptibles de ser interpretados de esta forma en Homero (25a) y Esquilo (25b)
(25)
a. τὴν δ’ ἅμα χάρμα καὶ ἄλγος ἕλε φρένα (Οd. 19.471)
a ella a la vez alegría y dolor le capturaba la mente
b. (=3c) φθονερὸν δ’ ὑπ’ ἄλγος ἕρπει / προδίκοις Ἀτρείδαις. (A. A. 450-451)
un dolor destructor repta a escondidas contra los atridas vengadores
También hay usos no agentivos en estos dos autores (26). En Hesíodo, Sófocles, Eurípides, los historiadores y la comedia todos los usos son no agentivos.
(26)
a. χαλεπὸν δέ τοι ἔσσεται ἄλγος. (Od. 2.193)
duro para ti será el dolor
b. ἀλγεινὰ μέν μοι καὶ λέγειν ἐστὶν τάδε, / ἄλγος δὲ σιγᾶν, (A. Pr. 197-198)
dolorosas son estas cosas de decir para mí, pero dolor es callar
Los datos globales se recogen en el cuadro siguiente.
De nuevo, aunque con las distorsiones que introducen las bajas cifras totales, donde la variación de un solo número puede alterar las estadísticas, aparece la tendencia general a la reducción del uso de este término en términos agentivos y personalizados. Hay que indicar, por otro lado, que, incluso en algunos casos en que el término es agentivo en Sófocles (27) o Eurípides (28), el hecho de que aparezca claramente marcado como indefinido (“un dolor”) o como un dolor entre otros (“este dolor”) muestra que no hay una individuación personalizada de esta noción.
(27)
θανόντων δ’ οὐδὲν ἄλγος ἅπτεται. (S.OC 955)
ningún dolor alcanza a los que han muerto
(28)
σοὶ πότμον ἦλθεν ἀπειροκάκῳ τόδ’ / ἄλγος· (E. Alc. 927-928)
para ti, desconocedor del mal en tu destino, llegó este dolor
5. Conclusiones
Más allá de interpretaciones basadas en la intuición, el estudio comparado de la distribución sintáctica de algunos términos referidos a los sentimientos y las sensaciones en Homero y otros autores posteriores muestra una clara tendencia a la progresiva reducción de la presentación personalizada de estas nociones. Y ello puede interpretarse dentro de la evolución general del pensamiento griego hacia un mayor racionalismo.
El estudio de la distribución de los términos φόβος, δέος, αἰδώς, ἄλγος se ha basado en la caracterización semántica y funcional de estos, identificando los pasajes en los que se utilizan claramente como agentes individualizados. Teniendo en cuenta que la función o papel semántico de Agente está reservado en griego y en las demás lenguas a entidades animadas y con capacidad de autonomía en sus acciones, el rastreo de los contextos en los que los términos indicados aparecen como Sujeto de verbos agentivos se ha propuesto como un indicio gramatical del uso más o menos personalizado de las nociones estudiadas.
Los datos muestran, en primer lugar, de una manera tendencial, más allá de algunas distorsiones puntuales, debidas sobre todo al reducido número de usos de algunos términos en ciertos autores, que los cuatro términos estudiados presentan más usos personalizados en los textos épicos. Con todo, aunque las concepciones animistas todavía se reflejan en las obras atribuidas a Homero y Hesíodo, son mayoritarios, en general, los usos de los cuatro términos estudiados como simples nociones abstractas y no como entidades personalizadas.
El uso de estas nociones como agentes es menor en la tragedia y, en muchos casos, entre los tragediógrafos se pueden rastrear claras dependencias o continuaciones de los usos épicos. Entre estas destaca la aparición de determinadas construcciones hechas o colocaciones, como las relacionadas con los verbos de movimiento (“el dolor llega”) o de apropiación (“el terror me agarra”, “el pudor me captura”); estas colocaciones no pueden considerarse probablemente como usos personalizados vivos en la lengua de los tragediógrafos, sino como reliquias de una concepción anterior. Finalmente, los usos personalizados de los términos estudiados en la prosa histórica (Heródoto, Tucídides, Jenofonte) y en las comedias de Aristófanes son mucho más escasos y, cuando aparecen, están básicamente asociados también a construcciones hechas.
En suma, la sintaxis refleja la evolución del pensamiento al modificar las condiciones de uso de algunos términos en función de los cambios referenciales e ideológicos que se producen a lo largo de la historia de la lengua griega. Este trabajo aporta, en nuestra opinión, nuevos datos y nueva evidencia para la reconstrucción del imaginario y la conceptualización de la abstracción en el mundo griego y su evolución.
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Notas
Recepción: 18 Febrero 2022
Aprobación: 14 Marzo 2022
Publicación: 01 Abril 2022